Participación histórica de Venezuela en los organismos de
Integración
Para todos los países, la
necesidad de integrarse entre sí es elemental, ya que ningún país en el mundo es
autosuficiente, por lo tanto, necesita crear relaciones comerciales, políticas
y sociales con otros para abastecerse de recursos y beneficios del que carezca.
Es así como surgen los organismos de integración, que tienen por objeto consolidar
la unión entre los mismos.
La política exterior venezolana
ha variado de acuerdo a la naturaleza de su gobierno. En sus primeros años como
nación independiente el país padeció un largo período de turbulencia interna,
por lo que no pudo delinear una política internacional concreta, pero se
enfocaba en la demarcación de límites.
A principios del siglo XX, se
tuvieron relaciones difíciles con las potencias europeas y con los Estados
Unidos por la deuda extranjera, y se mantuvo neutral durante la Segunda Guerra
Mundial hasta que tomó partido por los Aliados, sellando su paso como miembro
fundador de la Organización de Naciones Unidas.
Venezuela, como toda Nación
independiente, hace vida en distintas organizaciones internacionales, en el
ámbito regional, continental y mundial, así como también en varios organismos
internacionales especializados, desarrollando de este modo las orientaciones
generales de su política exterior.
De esta manera Venezuela se ha
caracterizado durante toda su vida democrática por pertenecer a los organismos
y organizaciones internacionales que se han ido creando en el mundo desde
mediados del siglo XX.
Venezuela ingresa a la ONU el 15
de noviembre de 1945, firmando la Carta de las Naciones Unidas, en la cual se
establece como meta la seguridad colectiva (no sólo militar sino también
económica y social) y la protección internacional de los derechos humanos. Para
ese entonces nuestro país estaba siendo gobernado por una junta presidida por Rómulo
Betancourt.
La ONU es la mayor organización
internacional existente, creada para mantener la paz y seguridad
internacional, fomentar relaciones de amistad entre las naciones, lograr la
cooperación internacional para solucionar problemas globales y servir de centro
que armonice las acciones de las naciones.
Venezuela, ha obtenido logros muy
importantes en la ONU con la promoción de los intereses nacionales en el
exterior.
La diplomacia venezolana es
observada con sumo interés y respeto en todas partes del mundo, por su dinamismo,
su apego a las normas del derecho internacional, por su disposición a promover
un mundo multipolar y solidario.
En varias notas de prensa de la
ONU, se ha destacado el apoyo de esta organización a nuestro país, han hecho
particular énfasis en su profundo compromiso con la defensa de la soberanía
nacional así como en el fomento de la integración latinoamericana y caribeña,
por lo tanto, de los organismos multilaterales que agrupan a los países de
América Latina y del Caribe, Asia y África.
Al mismo tiempo, el Gobierno ha
mantenido y adquirido nuevos compromisos de cooperación y financiamiento con
organismos multilaterales y diversos gobiernos y ha desarrollado una agenda
común con los lineamientos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), a
excepción de algunos pronunciamientos en contra de la apertura de la economía y
del comercio en las áreas energética y agrícola.
De allí la importancia que le
otorga, por ejemplo, al fortalecimiento de foros como el Grupo de los Quince,
el Grupo de los Setenta y Siete, el Movimiento de los No Alineados, el Grupo de
Río y otros de concertación política y económica como la Comunidad el Mercado
Común del Sur y la Asociación de Estados del Caribe.
Otro organismo del que Venezuela forma
parte y además es miembro fundador, es la OPEP. La OPEP se fundó en el año 1960.
Su importancia en el mercado mundial de petróleo se deriva del hecho de que los
países miembros de esta organización poseen las mayores reservas mundiales de
crudo, y una capacidad de producción capaz de satisfacer la demanda propia y la
de otros países. Los Estados
Miembros se unieron así para acordar el volumen de
la producción del petróleo crudo.
En la década de los 70’s con la
crisis del petróleo, causada por la decisión de la Organización de Países Árabes
Exportadores de Petróleo con miembros del golfo pérsico de la OPEP de no exportar más petróleo a
los países que habían apoyado a Israel durante la guerra de Yom
Kipur, que enfrentaba a Israel con Siria y Egipto. Esta medida incluía a Estados
Unidos y a sus aliados de Europa Occidental.
Durante los años siguientes, de
escasez de petróleo, la OPEP acaparó la atención internacional. Se le acusó de
monopolio, enemigo de los EE.UU y de todo Occidente. Pero a pesar del escándalo
y de las celebridades, Venezuela tenía clarísimo su papel dentro de la
Organización.
Nuestra posición de país no
árabe, no musulmán y al mismo tiempo influyente Miembro Fundador, nos daba una posición
privilegiada. Podíamos ser mediadores respetados, conocedores de la
problemática petrolera, sin participación alguna en los conflictos internos del
Medio Oriente. Se nos respetaba que fuéramos aliados del mundo árabe dentro de
la Organización y al mismo tiempo éramos amigos y manteníamos excelentes
relaciones con el Estado de Israel.
Desgraciadamente, el éxito mismo
de la OPEP hizo que las potencias las consideraran como en “enemigo público”
que debía ser destruido. Esa era la situación cuando Chávez llegó al poder.
En un principio buscó
asesoramiento en Centropep. Estos le aconsejaron convocar una Conferencia
especial de Presidentes y Soberanos, que se había reunido muy pocas veces y valía
la pena reactivarla.
Chávez acogió con entusiasmo la
idea e inmediatamente se alistó para ir personalmente al Medio Oriente a
invitar a los jefes de Estado. Pero su afán por la polémica transformó
totalmente el objetivo inicial de su viaje. La Conferencia pasa a un segundo
plano pues se dio cuenta de que iba a acaparar la atención mundial visitando a
Sadam Hussein, en ese entonces sitiado por los EE UU. Chávez sabía
perfectamente que Sadam no asistiría a la Conferencia, pero las fotos de ambos
mandatarios manejando juntos en Bagdad, le dan la vuelta al mundo. La reunión
en Venezuela se lleva a cabo y transcurre sin pena ni gloria. Dentro de la
OPEP, ese protagonismo en temas muy delicados, nos aisló de todos los demás
miembros.
En resumen, cada una de las
torpes incursiones chavistas en la política regional, causa profundo malestar
entre los mandatarios del Golfo, que hacen equilibrio para no verse
involucrados en dichos problemas. Por otra parte, los sofisticados ministros de
petróleo y de finanzas del Medio Oriente ven con aturdimiento cómo el
venezolano Rafael Ramírez, poderoso dentro del chavismo, falsea cifras de la
OPEP, destruye a PDVSA y hunde la economía venezolana en tiempos de precios
altísimos de los hidrocarburos.
Hoy en día, cuando los precios
del petróleo están cayendo, los representantes de Venezuela son vistos dentro
de la OPEP con incluso con algo de desprecio. Arabia Saudita, quien
indudablemente conduce la política de la Organización, está decidiendo cómo
sobrevivir esta crisis que ya se ha iniciado para que no siga creciendo la
producción de petróleo de EE.UU. Todas esas decisiones se están tomando sin
ninguna participación de Venezuela. Los venezolanos que durante décadas
manejaron eficientemente la industria hoy en día están exiliados por el mundo
entero y Venezuela, con las reservas petroleras más grandes del mundo, se ha
visto obligada a importar petróleo de un productor casi marginal dentro de la
OPEP como es Argelia.
Venezuela asume la presidencia
de la OPEP en 2019 convertida en un productor marginal de petróleo
dentro de la organización, pues de 3,5 millones de barriles diarios que
bombeaba en el año 2000 pasó a 1,18 millones de barriles al día en octubre 2018.
Un informe del Fondo Monetario
Internacional correspondiente a octubre muestra que por primera vez en la
historia, Venezuela no logró un crecimiento económico en 2018 pese a que el
precio del crudo tuvo aumentos significativos. El reporte indica que el país
presenta el peor desempeño económico dentro de la OPEP con una caída
de su producto interno bruto de 18% en 2018 en contraste con el crecimiento del
PIB de 10,9% de Libia, que registró el mejor comportamiento económico.
Ya tocado el tema de la
participación de Venezuela en la OPEP, es propicio nombrar su participación en
el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
En Venezuela existía desde 1941
un sistema de cambios fijos diferenciales, enmarcado en el control de cambio
decretado en 1940, con la finalidad de moderar las desventajas competitivas de
las exportaciones tradicionales de café y cacao respecto al petróleo. El
sistema de cambios diferenciales era incompatible con el Convenio Constitutivo
del FMI que erradicaba los cambios múltiples y propendía hacia regímenes
unificados y libres. Pero el mismo Convenio contemplaba las fórmulas para la
transición desde un régimen al margen del Convenio hacía uno libre de
restricciones, pues concedía un lapso de cinco años para que los países
erradicaran esas prácticas. Venezuela no pudo cumplir con ese compromiso, sin
embargo, tal circunstancia no implicó el quebrantamiento de la adhesión del
país al Fondo. Finalmente, en la víspera del vencimiento del plazo para
suscribir el Convenio (31 de diciembre de 1946), Venezuela se adhirió a él. El
régimen de cambios diferenciales, tan insertado en la cultura venezolana,
tendría vigencia hasta la década de 1960.
En abril de 1960, Venezuela
acordó un programa de asistencia financiera con el FMI a fin de atender la
grave situación externa que se manifestaba en una reducción de las reservas
internacionales que ya venían registrando las cuentas del Banco Central de
Venezuela (BCV) desde 1958. Las perturbaciones internas, el déficit fiscal, la
reducción en el flujo de ingresos por exportaciones, la merma de las inversiones
extranjeras y las salidas de capital, concurren a explicar un cuadro
extremadamente comprometido en aquellos años. Las reservas netas del país a
fines de marzo de 1960 eran de 505 millones de dólares, apenas suficientes para
cubrir cinco meses de importaciones.
El arreglo con el FMI fue del
tipo Stand-By, mediante el cual el Fondo proporciona asistencia de corto
plazo a países afectados por desequilibrios temporales en la Balanza de Pagos.
La dependencia de Venezuela
respecto al FMI y el BM alcanzó su máxima intensidad en 1989, cuando el país
afrontaba una deuda exterior de 25.000 millones de dólares y no disponía de recursos para pagarla. El
Gobierno del socialdemócrata Carlos Andrés Pérez firmó un acuerdo con el Fondo
y se comprometió a cumplir un estricto programa de ajuste que ocasionó los más
graves disturbios en la historia venezolana).
Al desligarse de los organismos multilaterales,
la deuda venezolana con la banca privada, que alcanza los 26.000 millones de
dólares, podría encarecerse en los mercados internacionales, toda vez que es el
FMI el ente que emite las calificaciones sobre el riesgo de dichos compromisos.
No obstante, ese aspecto parece preocuparle poco al Gobierno de Chávez, que ha
logrado acumular más de 29.000 millones de dólares en reservas internacionales
y cuenta con los altos precios del petróleo para mantener un alto nivel de
ingresos en los próximos años.
Para 2007 el presidente Hugo
Chávez anunció que Venezuela se retiraría de ambas instituciones financieras
mundiales a los que calificó como instrumentos de los intereses imperialistas
de EE. UU.
A nivel continental, tenemos a las OEA como organismo
principal, integrado por 35 países y en el cuál Venezuela ha recibido duras
críticas por parte de su secretario general Luis Almagro debido a la crisis
democrática, alega que la estrategia que como OEA han seguido contra el
gobierno del presidente en disputa, Nicolás Maduro, ha sido específicamente
para restablecer la democracia. Para poder mejorar las condiciones políticas e
institucionales del país.
Venezuela, el 26 de abril de
2017, dio inicio al proceso de retiro de dicho ente por instrucción
meridiana del presidente Nicolás Maduro.
El embajador de Venezuela ante las Naciones Unidas, Jorge
Valero, explicó que Venezuela salió de la OEA porque este organismo está
subordinado a los intereses de EE.UU. y a las órdenes de Trump.
También encontramos el mecanismo
del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) es un acuerdo firmado
en Río de Janeiro (Brasil), en septiembre de 1947, para la defensa mutua entre
los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Venezuela ingresó en el TIAR en 1948, durante
la administración de Rómulo Gallegos, pero en 2012 bajo el Gobierno del
presidente Hugo Chávez anunció su retiro junto a otros países de la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) entre ellos, Bolivia,
Ecuador y Nicaragua. Sin embargo, el 23 de julio de 2019, la Asamblea Nacional
(AN), presidida por Juan Guaidó, aprobó la reincorporación de Venezuela al TIAR.
No obstante, la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) declaró la nulidad
absoluta y la carencia de efectos jurídicos del acuerdo de la AN, por ser un
órgano en desacato. En un comunicado oficial, reiteró que la supuesta
aprobación del mecanismo es un asalto al Estado de Derecho y a todos los
poderes públicos del Estado venezolano por parte del Parlamento legislativo.
En ámbito regional, es debido
mencionar que la integración latinoamericana, es el conjunto de
acciones que tiene la finalidad de consolidar la unión de los países de América
Latina y el Caribe acorde a sus similitudes políticas, sociales,
económicas, culturales, religiosas, lingüísticas, ideológicas y geográficas,
entre otras.
En los países latinoamericanos, en
las décadas posteriores al fin de la guerra se correspondieron con la vigencia
de una forma de funcionamiento económico que ha sido llamada de “desarrollo
hacia adentro”, durante la cual una buena parte de los países de la región
alcanzó elevadas tasas de crecimiento de la actividad económica y niveles de
industrialización de una cierta importancia, sobre todo en las ramas
productoras de bienes de consumo.
En efecto, si bien los discursos
e intentos integracionistas latinoamericanos tienen una larga historia, cuyo
arranque -que no llegó a fructificar- se ubica en el periodo de inicio de la
vida independiente de nuestros países y en torno a las ideas políticas
bolivarianas, es recién en la inmediata posguerra cuando el tema de la
integración regional toma fuerza en el debate latinoamericano, y lo hace
teniendo como contexto al escenario económico mundial y regional mencionado
anteriormente a lo largo del análisis.
En dicho contexto, desde los años
cincuenta surgen en América Latina iniciativas de distinto tipo para promover
la integración de las economías de la región, y en el inicio de la década de
los sesenta se concreta la creación de los dos primeros esquemas: la Asociación
Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) y el Mercado Común Centroamericano. A
ellos se agregaron posteriormente la Comunidad de Países del Caribe (CARICOM) y
el Pacto Andino, así como la transformación de la ALALC en Asociación
Latinoamericana de Integración (ALADI).
Venezuela, actualmente forma
parte de diferentes organismos de integración regional, como lo son: La Asociación
de Estados del Caribe (AEC), Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI),
Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Comisión Económica para América
Latina de la ONU (CEPAL), Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe
(SELA), Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), Petrocaribe, etc.
Anteriormente, éramos miembros
del CAN o Pacto Andino, pero para el 19 de abril de 2006, durante una reunión
en Asunción del Paraguay con los presidentes de Bolivia, Paraguay y Uruguay,
Hugo Chávez anunció la salida de Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones
(CAN), a la que consideró como “una gran
mentira” y mortalmente herida después de la firma de los TLC de Colombia y Perú
con EEUU. Según su punto de vista, no tenía sentido que Venezuela siguiera en
la CAN, un organismo que sólo sirve a las élites y a las transnacionales y no
“a nuestro pueblo, a los indios o a los pobres”.
Pero este retiro tenía un trasfondo,
el objetivo venezolano más repetido para salir de la CAN fue el deseo del
Gobierno de Hugo Chávez de una inmediata incorporación al Mercosur.
En 2005, Chávez solicitó la incorporación
de Venezuela al Mercosur como miembro pleno. Fue el 4 de julio de
2006 que se dio la firma del Protocolo de Adhesión de esta
nación al bloque, el cual tenía que esperar de la aprobación de los parlamentos
de los países miembros. Sin embargo, una gran parte del senado paraguayo, de
orientación derechista, se opuso a su ingreso.
No fue hasta después de una larga
espera, que el 29 de junio de 2012 fue aprobado el ingreso pleno de
Venezuela al Mercosur, tras la suspensión del Paraguay del bloque luego de
la destitución de Fernando Lugo.
El ingreso de Venezuela no solo
supuso ventajas desde el punto de vista comercial y económico para ese país,
gracias a los intercambios e inversiones con otras naciones del continente,
como Brasil y Argentina, sino que su ingreso también ha aportado
sustancialmente al bloque.
Su incorporación convirtió a
Mercosur en la quinta potencia mundial, al ser un bloque conformado por
270 millones de habitantes (70 por ciento de la población de América del
Sur), un Producto Interno Bruto (PIB) de 3,3 billones de dólares (83,2 por
ciento del total de la región) y un territorio de 12,7 millones de
kilómetros cuadrados.
No obstante, en 2017, Venezuela
fue suspendida por tiempo indefinido por este Organismo mientras que le exigen
al país que restaure la democracia de inmediato.
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