CULTURA DIGITAL

Bienvenidos a mi blog. Un espacio donde exaltaremos nuestra cultura venezolana.

Material útil para tus tareas

Encuentra material académico eficaz para que tus tareas sean las mejores.

Sentimiento nacional al alcance de un click

Tradición, gastronomía, historia, folcklore, turismo y mucho más.

No te quedes sin aprender

Descubre, infórmate.

Espero disfruten mi blog

Cualquier sugerencia que quieras ofrecerme la tomaré en cuenta.

jueves, 6 de febrero de 2020

Rol de los Medios de Comunicación Social en Venezuela (1999-2020)

Rol de los Medios de Comunicación Social en Venezuela (1999-2020)


Se puede entender como medios de comunicación social, a todos aquellos canales de difusión y expresión, que se dirigen a un público destinatario definido por ciertas características socio-económicas y culturales, en el que cada receptor es anónimo. En ese sentido, son aparatos de amplificación social, que tienen como objetivo transmitir información y temas destinados a influir sobre el debate público.
Es así como radica su gran importancia política, ya que la misma es en esencia un fenómeno de persuasión social. La existencia de los medios de comunicación social ha modificado, radicalmente, las formas en que funcionan las instituciones gubernamentales y como se comunican los líderes políticos. Ha transformado el sistema de medios políticos y redefinido el papel de los periodistas. Ha influido enormemente en la forma en que se disputan las elecciones; y han cambiado la forma en que los ciudadanos se implican en la política.
                Con referencia a lo anterior, cabe mencionar la historia de los medios de comunicación social en Venezuela. Ésta comienza en la época colonial con la mensajería a pie o a caballo, las llamadas “postas”. Luego, con la aparición de la imprenta, se inició el auge de la prensa escrita, es así como en 1808 comenzó a circular por el país la Gazeta de Caracas.
                En 1856, comenzó la “era moderna” de la comunicación en Venezuela con la implantación de un telégrafo eléctrico y a partir de allí comenzaron a surgir otros medios de comunicación, tales como: la radio, el cine, la televisión y el internet.
                Actualmente, los medios de comunicación en Venezuela, a raíz de la entrada en el poder del Presidente Hugo Chávez en 1999, han sufrido una gran represión. El cerco mediático está cada vez más fortalecido, dejando muy poco espacio para la diversidad de fuentes de información a la ciudadanía. Cada día se estrechan los canales de información y a su vez, se castigan y eliminan las vías alternas.
                En 2004, la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión (Ley Resorte) fue introducida por el marco de la  Revolución Bolivariana por medio del organismo regulador gubernamental CONATEL (Comisión Nacional de Telecomunicaciones de Venezuela), e involucra la censura radiofónica y televisiva de una amplia gama de contenidos, como los de naturaleza violenta y sexual. Sin embargo, la ley incluye otros artículos que han sido objeto de una aguda controversia política. La oposición dice que dicha Ley es una «Ley Mordaza» con la que el Gobierno ha censurado efectivamente cualquier información crítica a su gestión, además de restringir gravemente la libertad de expresión de los medios restantes.
A las medidas del chavismo de censurar a los medios de comunicación de su país, el gobierno de Maduro le sumó una más el 8 de noviembre de 2017. La Asamblea Nacional Constituyente aprobó la “Ley contra el odio, por la convivencia pacífica y la tolerancia”, cuyo objetivo no solo es limitar la pluralidad y diversidad del contenido de los medios de comunicación tradicionales y digitales, sino que impone penas de 20 años de prisión a quienes sean acusados de promover discursos del “odio” por medio de estas plataformas.

En cuanto al periodismo en Venezuela, su voz se ha ido apagando durante los últimos 20 años, pues debido a que el gobierno le ha colocado muchos obstáculos a los medios de comunicación, desde 1998, han impedido la labor periodística. El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa en Venezuela (Sntp) registra que, desde el inicio del régimen chavista, han cerrado 60 medios, aunque Expresión Libre asegura que, entre 2013 y mayo de 2018, han desaparecido 80 de los 155 periódicos que circulaban hace 7 años. 
Muchos de los diarios restantes de Venezuela, incluido Últimas Noticias, de línea oficialista, han cambiado de propietario y, según grupos de medios y reporteros, suavizaron sus críticas a Maduro, dejando a El Nacional como la única voz antigubernamental impresa del país.
El 23 de enero del año 2019, cuando el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, se autoproclamó "presidente encargado" de Venezuela y se registraron manifestaciones masivas y enfrentamientos en todo el país, ningún canal de televisión nacional transmitió el discurso de Guaidó; los medios de comunicación independientes y críticos frente al presidente Nicolás Maduro que intentaron cubrir esta jornada histórica sufrieron ataques y presiones del gobierno.
La organización local Espacio Público registró, tan sólo el día 23 de enero, 17 ataques directos a periodistas; entre ellos, detenciones injustas, confiscación de equipo, actos de violencia de la policía y del ejército.
Según datos del Sntp, hace 20 años, los medios independientes del régimen chavista abarcaban 88% del total, pero en 2014 solo 46% permanecía aislado de la presión gubernamental, que durante 2017 cerró 46 emisoras de radio y tres canales de televisión. De igual manera, de acuerdo con Reporteros sin Fronteras, Venezuela cayó 6 lugares en el índice de libertad de prensa mundial y se ubica en el lugar 143 entre los 180 países reportados.
Es así como los medios digitales, han estado creciendo en la última década en Venezuela a medida que los otros medios de comunicación han ido cerrando, achicándose o cambiando de propiedad periódicos, radioemisoras y televisoras. Los medios electrónicos se han convertido en la alternativa para mantenerse informado en Venezuela, pues 81 por ciento de los usuarios de Internet acuden a la red para conocer noticias, por encima del promedio latinoamericano de 72 por ciento.
En 2007 perdió su concesión Radio Caracas TV, la televisora más antigua y durante décadas la más popular del país, por órdenes del entonces presidente Hugo Chávez (1999-2013). A partir de allí la fiscalización de las estaciones de radio y televisión se tradujo en multas, cierres, cancelación de licencias y despidos de comunicadores.
Muchos medios impresos quedaron atrapados por el severo control de cambio, vigente desde 2003, que les impedía acceder a divisas para importar papel y otros insumos. Diarios emblemáticos se mudaron a semanarios, redujeron páginas y tiraje, han terminado cerrando o aún tratan de sobrevivir en Internet.
En 2013, ya con Nicolás Maduro en la presidencia, también dos poderosos periódicos nacionales y la única televisora dedicada solo a información, Globovisión, cambiaron de manos en operaciones financieras muy reservadas, lo que se tradujo en un cambio de su línea editorial, para alinearse con las posiciones del gobierno.
IPYS Venezuela, una organización no gubernamental dedicada desde 2002 a  la promoción, defensa y formación en libertad de expresión, contabilizó el cierre de 100 medios desde 2005, 60 de ellos durante el gobierno de Maduro.
Bajo la misma presidencia se suspendieron 57 medios audiovisuales, incluyendo la salida de la parrilla de las operadoras de TV por suscripción de canales internacionales como CNN en Español, TN de Argentina y NTN24, RCN y Caracol de Colombia.
Según el Instituto Prensa y Sociedad Venezuela (IPYS), el regulador nacional de telecomunicaciones también cerró 40 estaciones de radio en el año 2017, citando irregularidades en sus licencias.
Los cierres han dejado la cobertura cada vez más en manos de los medios controlados por el Estado que dominan la radio y la televisión, cubriendo las actividades oficiales de Maduro mientras soslayan problemas como los crecientes niveles de malnutrición y enfermedades.


jueves, 16 de enero de 2020

Participación histórica de Venezuela en los organismos de integración




Participación histórica de Venezuela en los organismos de Integración
Para todos los países, la necesidad de integrarse entre sí es elemental, ya que ningún país en el mundo es autosuficiente, por lo tanto, necesita crear relaciones comerciales, políticas y sociales con otros para abastecerse de recursos y beneficios del que carezca. Es así como surgen los organismos de integración, que tienen por objeto consolidar la unión entre los mismos.
La política exterior venezolana ha variado de acuerdo a la naturaleza de su gobierno. En sus primeros años como nación independiente el país padeció un largo período de turbulencia interna, por lo que no pudo delinear una política internacional concreta, pero se enfocaba en la demarcación de límites.
A principios del siglo XX, se tuvieron relaciones difíciles con las potencias europeas y con los Estados Unidos por la deuda extranjera, y se mantuvo neutral durante la Segunda Guerra Mundial hasta que tomó partido por los Aliados, sellando su paso como miembro fundador de la Organización de Naciones Unidas.
Venezuela, como toda Nación independiente, hace vida en distintas organizaciones internacionales, en el ámbito regional, continental y mundial, así como también en varios organismos internacionales especializados, desarrollando de este modo las orientaciones generales de su política exterior.
De esta manera Venezuela se ha caracterizado durante toda su vida democrática por pertenecer a los organismos y organizaciones internacionales que se han ido creando en el mundo desde mediados del siglo XX.
Venezuela ingresa a la ONU el 15 de noviembre de 1945, firmando la Carta de las Naciones Unidas, en la cual se establece como meta la seguridad colectiva (no sólo militar sino también económica y social) y la protección internacional de los derechos humanos. Para ese entonces nuestro país estaba siendo gobernado por una junta presidida por Rómulo Betancourt.
La ONU es la mayor organización internacional existente, creada para mantener la paz y seguridad internacional, fomentar relaciones de amistad entre las naciones, lograr la cooperación internacional para solucionar problemas globales y servir de centro que armonice las acciones de las naciones.

Venezuela, ha obtenido logros muy importantes en la ONU con la promoción de los intereses nacionales en el exterior.
La diplomacia venezolana es observada con sumo interés y respeto en todas partes del mundo, por su dinamismo, su apego a las normas del derecho internacional, por su disposición a promover un mundo multipolar y solidario.
En varias notas de prensa de la ONU, se ha destacado el apoyo de esta organización a nuestro país, han hecho particular énfasis en su profundo compromiso con la defensa de la soberanía nacional así como en el fomento de la integración latinoamericana y caribeña, por lo tanto, de los organismos multilaterales que agrupan a los países de América Latina y del Caribe, Asia y África.
Al mismo tiempo, el Gobierno ha mantenido y adquirido nuevos compromisos de cooperación y financiamiento con organismos multilaterales y diversos gobiernos y ha desarrollado una agenda común con los lineamientos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), a excepción de algunos pronunciamientos en contra de la apertura de la economía y del comercio en las áreas energética y agrícola.
De allí la importancia que le otorga, por ejemplo, al fortalecimiento de foros como el Grupo de los Quince, el Grupo de los Setenta y Siete, el Movimiento de los No Alineados, el Grupo de Río y otros de concertación política y económica como la Comunidad el Mercado Común del Sur y la Asociación de Estados del Caribe.
Otro organismo del que Venezuela forma parte y además es miembro fundador, es la OPEP. La OPEP se fundó en el año 1960. Su importancia en el mercado mundial de petróleo se deriva del hecho de que los países miembros de esta organización poseen las mayores reservas mundiales de crudo, y una capacidad de producción capaz de satisfacer la demanda propia y la de otros países. Los Estados
Miembros se unieron así para acordar el volumen de la producción del petróleo crudo.
En la década de los 70’s con la crisis del petróleo, causada por la decisión de la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo con miembros del golfo pérsico de la OPEP de no exportar más petróleo a los países que habían apoyado a Israel durante la guerra de Yom Kipur, que enfrentaba a Israel con Siria y Egipto. Esta medida incluía a Estados Unidos y a sus aliados de Europa Occidental.
Durante los años siguientes, de escasez de petróleo, la OPEP acaparó la atención internacional. Se le acusó de monopolio, enemigo de los EE.UU y de todo Occidente. Pero a pesar del escándalo y de las celebridades, Venezuela tenía clarísimo su papel dentro de la Organización.
Nuestra posición de país no árabe, no musulmán y al mismo tiempo influyente Miembro Fundador, nos daba una posición privilegiada. Podíamos ser mediadores respetados, conocedores de la problemática petrolera, sin participación alguna en los conflictos internos del Medio Oriente. Se nos respetaba que fuéramos aliados del mundo árabe dentro de la Organización y al mismo tiempo éramos amigos y manteníamos excelentes relaciones con el Estado de Israel.
Desgraciadamente, el éxito mismo de la OPEP hizo que las potencias las consideraran como en “enemigo público” que debía ser destruido. Esa era la situación cuando Chávez llegó al poder.
En un principio buscó asesoramiento en Centropep. Estos le aconsejaron convocar una Conferencia especial de Presidentes y Soberanos, que se había reunido muy pocas veces y valía la pena reactivarla.
Chávez acogió con entusiasmo la idea e inmediatamente se alistó para ir personalmente al Medio Oriente a invitar a los jefes de Estado. Pero su afán por la polémica transformó totalmente el objetivo inicial de su viaje. La Conferencia pasa a un segundo plano pues se dio cuenta de que iba a acaparar la atención mundial visitando a Sadam Hussein, en ese entonces sitiado por los EE UU. Chávez sabía perfectamente que Sadam no asistiría a la Conferencia, pero las fotos de ambos mandatarios manejando juntos en Bagdad, le dan la vuelta al mundo. La reunión en Venezuela se lleva a cabo y transcurre sin pena ni gloria. Dentro de la OPEP, ese protagonismo en temas muy delicados, nos aisló de todos los demás miembros.
En resumen, cada una de las torpes incursiones chavistas en la política regional, causa profundo malestar entre los mandatarios del Golfo, que hacen equilibrio para no verse involucrados en dichos problemas. Por otra parte, los sofisticados ministros de petróleo y de finanzas del Medio Oriente ven con aturdimiento cómo el venezolano Rafael Ramírez, poderoso dentro del chavismo, falsea cifras de la OPEP, destruye a PDVSA y hunde la economía venezolana en tiempos de precios altísimos de los hidrocarburos.
Hoy en día, cuando los precios del petróleo están cayendo, los representantes de Venezuela son vistos dentro de la OPEP con incluso con algo de desprecio. Arabia Saudita, quien indudablemente conduce la política de la Organización, está decidiendo cómo sobrevivir esta crisis que ya se ha iniciado para que no siga creciendo la producción de petróleo de EE.UU. Todas esas decisiones se están tomando sin ninguna participación de Venezuela. Los venezolanos que durante décadas manejaron eficientemente la industria hoy en día están exiliados por el mundo entero y Venezuela, con las reservas petroleras más grandes del mundo, se ha visto obligada a importar petróleo de un productor casi marginal dentro de la OPEP como es Argelia.
Venezuela asume la presidencia de la OPEP en 2019 convertida en un productor marginal de petróleo dentro de la organización, pues de 3,5 millones de barriles diarios que bombeaba en el año 2000 pasó a 1,18 millones de barriles al día en octubre 2018.
Un informe del Fondo Monetario Internacional correspondiente a octubre muestra que por primera vez en la historia, Venezuela no logró un crecimiento económico en 2018 pese a que el precio del crudo tuvo aumentos significativos. El reporte indica que el país presenta el peor desempeño económico dentro de la OPEP con una caída de su producto interno bruto de 18% en 2018 en contraste con el crecimiento del PIB de 10,9% de Libia, que registró el mejor comportamiento económico.
Ya tocado el tema de la participación de Venezuela en la OPEP, es propicio nombrar su participación en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
En Venezuela existía desde 1941 un sistema de cambios fijos diferenciales, enmarcado en el control de cambio decretado en 1940, con la finalidad de moderar las desventajas competitivas de las exportaciones tradicionales de café y cacao respecto al petróleo. El sistema de cambios diferenciales era incompatible con el Convenio Constitutivo del FMI que erradicaba los cambios múltiples y propendía hacia regímenes unificados y libres. Pero el mismo Convenio contemplaba las fórmulas para la transición desde un régimen al margen del Convenio hacía uno libre de restricciones, pues concedía un lapso de cinco años para que los países erradicaran esas prácticas. Venezuela no pudo cumplir con ese compromiso, sin embargo, tal circunstancia no implicó el quebrantamiento de la adhesión del país al Fondo. Finalmente, en la víspera del vencimiento del plazo para suscribir el Convenio (31 de diciembre de 1946), Venezuela se adhirió a él. El régimen de cambios diferenciales, tan insertado en la cultura venezolana, tendría vigencia hasta la década de 1960.
En abril de 1960, Venezuela acordó un programa de asistencia financiera con el FMI a fin de atender la grave situación externa que se manifestaba en una reducción de las reservas internacionales que ya venían registrando las cuentas del Banco Central de Venezuela (BCV) desde 1958. Las perturbaciones internas, el déficit fiscal, la reducción en el flujo de ingresos por exportaciones, la merma de las inversiones extranjeras y las salidas de capital, concurren a explicar un cuadro extremadamente comprometido en aquellos años. Las reservas netas del país a fines de marzo de 1960 eran de 505 millones de dólares, apenas suficientes para cubrir cinco meses de importaciones.
El arreglo con el FMI fue del tipo Stand-By, mediante el cual el Fondo proporciona asistencia de corto plazo a países afectados por desequilibrios temporales en la Balanza de Pagos.
La dependencia de Venezuela respecto al FMI y el BM alcanzó su máxima intensidad en 1989, cuando el país afrontaba una deuda exterior de 25.000 millones de dólares  y no disponía de recursos para pagarla. El Gobierno del socialdemócrata Carlos Andrés Pérez firmó un acuerdo con el Fondo y se comprometió a cumplir un estricto programa de ajuste que ocasionó los más graves disturbios en la historia venezolana).
Al desligarse de los organismos multilaterales, la deuda venezolana con la banca privada, que alcanza los 26.000 millones de dólares, podría encarecerse en los mercados internacionales, toda vez que es el FMI el ente que emite las calificaciones sobre el riesgo de dichos compromisos. No obstante, ese aspecto parece preocuparle poco al Gobierno de Chávez, que ha logrado acumular más de 29.000 millones de dólares en reservas internacionales y cuenta con los altos precios del petróleo para mantener un alto nivel de ingresos en los próximos años.
Para 2007 el presidente Hugo Chávez anunció que Venezuela se retiraría de ambas instituciones financieras mundiales a los que calificó como instrumentos de los intereses imperialistas de EE. UU.
 A nivel continental, tenemos a las OEA como organismo principal, integrado por 35 países y en el cuál Venezuela ha recibido duras críticas por parte de su secretario general Luis Almagro debido a la crisis democrática, alega que la estrategia que como OEA han seguido contra el gobierno del presidente en disputa, Nicolás Maduro, ha sido específicamente para restablecer la democracia. Para poder mejorar las condiciones políticas e institucionales del país.
Venezuela, el 26 de abril de 2017, dio inicio al proceso de retiro de dicho ente por instrucción meridiana del presidente Nicolás Maduro.
El embajador de Venezuela ante las Naciones Unidas, Jorge Valero, explicó que Venezuela salió de la OEA porque este organismo está subordinado a los intereses de EE.UU. y a las órdenes de Trump.

También encontramos el mecanismo del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) es un acuerdo firmado en Río de Janeiro (Brasil), en septiembre de 1947, para la defensa mutua entre los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Venezuela ingresó en el TIAR en 1948, durante la administración de Rómulo Gallegos, pero en 2012 bajo el Gobierno del presidente Hugo Chávez anunció su retiro junto a otros países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) entre ellos, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Sin embargo, el 23 de julio de 2019, la Asamblea Nacional (AN),  presidida por Juan Guaidó, aprobó la reincorporación de Venezuela al TIAR.
No obstante, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) declaró la nulidad absoluta y la carencia de efectos jurídicos del acuerdo de la AN, por ser un órgano en desacato. En un comunicado oficial, reiteró que la supuesta aprobación del mecanismo es un asalto al Estado de Derecho y a todos los poderes públicos del Estado venezolano por parte del Parlamento legislativo.
En ámbito regional, es debido mencionar que la integración latinoamericana, es el conjunto de acciones que tiene la finalidad de consolidar la unión de los países de América Latina y el Caribe acorde a sus similitudes políticas, sociales, económicas, culturales, religiosas, lingüísticas, ideológicas y geográficas, entre otras.
En los países latinoamericanos, en las décadas posteriores al fin de la guerra se correspondieron con la vigencia de una forma de funcionamiento económico que ha sido llamada de “desarrollo hacia adentro”, durante la cual una buena parte de los países de la región alcanzó elevadas tasas de crecimiento de la actividad económica y niveles de industrialización de una cierta importancia, sobre todo en las ramas productoras de bienes de consumo.
En efecto, si bien los discursos e intentos integracionistas latinoamericanos tienen una larga historia, cuyo arranque -que no llegó a fructificar- se ubica en el periodo de inicio de la vida independiente de nuestros países y en torno a las ideas políticas bolivarianas, es recién en la inmediata posguerra cuando el tema de la integración regional toma fuerza en el debate latinoamericano, y lo hace teniendo como contexto al escenario económico mundial y regional mencionado anteriormente a lo largo del análisis.
En dicho contexto, desde los años cincuenta surgen en América Latina iniciativas de distinto tipo para promover la integración de las economías de la región, y en el inicio de la década de los sesenta se concreta la creación de los dos primeros esquemas: la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) y el Mercado Común Centroamericano. A ellos se agregaron posteriormente la Comunidad de Países del Caribe (CARICOM) y el Pacto Andino, así como la transformación de la ALALC en Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI).
Venezuela, actualmente forma parte de diferentes organismos de integración regional, como lo son: La Asociación de Estados del Caribe (AEC), Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI),
Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Comisión Económica para América Latina de la ONU (CEPAL), Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA), Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), Petrocaribe, etc.
Anteriormente, éramos miembros del CAN o Pacto Andino, pero para el 19 de abril de 2006, durante una reunión en Asunción del Paraguay con los presidentes de Bolivia, Paraguay y Uruguay, Hugo Chávez anunció la salida de Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), a la que consideró  como “una gran mentira” y mortalmente herida después de la firma de los TLC de Colombia y Perú con EEUU. Según su punto de vista, no tenía sentido que Venezuela siguiera en la CAN, un organismo que sólo sirve a las élites y a las transnacionales y no “a nuestro pueblo, a los indios o a los pobres”.
Pero este retiro tenía un trasfondo, el objetivo venezolano más repetido para salir de la CAN fue el deseo del Gobierno de Hugo Chávez de una inmediata incorporación al Mercosur.

En 2005, Chávez solicitó la incorporación de Venezuela al Mercosur como miembro pleno. Fue el 4 de julio de 2006 que se dio la firma del Protocolo de Adhesión de esta nación al bloque, el cual tenía que esperar de la aprobación de los parlamentos de los países miembros. Sin embargo, una gran parte del senado paraguayo, de orientación derechista, se opuso a su ingreso.
No fue hasta después de una larga espera, que el 29 de junio de 2012 fue aprobado el ingreso pleno de Venezuela al Mercosur, tras la suspensión del Paraguay del bloque luego de la destitución de Fernando Lugo.
El ingreso de Venezuela no solo supuso ventajas desde el punto de vista comercial y económico para ese país, gracias a los intercambios e inversiones con otras naciones del continente, como Brasil y Argentina, sino que su ingreso también ha aportado sustancialmente al bloque.
Su incorporación convirtió a Mercosur en la quinta potencia mundial, al ser un bloque conformado por 270 millones de habitantes (70 por ciento de la población de América del Sur), un Producto Interno Bruto (PIB) de 3,3 billones de dólares (83,2 por ciento del total de la región) y un territorio de 12,7 millones de kilómetros cuadrados.
No obstante, en 2017, Venezuela fue suspendida por tiempo indefinido por este Organismo mientras que le exigen al país que restaure la democracia de inmediato.